Soy una persona buscadora e inquieta intelectualmente, con sensibilidad social y por eso he asumido el compromiso y el reto que supone implicarse en un proyecto dirigido a dinamizar la actividad económica solidaria en estos momentos de profunda crisis.
Me niego a aceptar el mensaje de que nada se puede hacer para humanizar la vida y contribuir a que el mundo sea un poco mejor. La apatía, el inmovilismo, la pasividad, el conformismo son los enemigos del avance social, tan necesario hoy, de ahí la conveniencia de organizar redes de acción y comunicación.
Considero que la educación, la cultura y la formación, son elementos indispensables para el cambio social y tal vez por eso elegí la enseñanza como profesión- soy catedrática de francés de secundaria y tras mi jubilación, sigo impartiendo numerosos cursos y seminarios sobre la perspectiva de género y el asociacionismo, entre otros.
Como ciudadana aspiro a que la sociedad civil organizada tenga un mayor protagonismo a fin de alcanzar una democracia realmente participativa en la que la que la justicia social y la igualdad sean sus referentes principales.
Mi compromiso con la causa de las mujeres viene de lejos, he pertenecido a diferentes colectivos e impulsado la creación de espacios de encuentro y comunicación, y precisamente por mi “activismo” me concedieron en 2003 el Premio Meridiana del Instituto Andaluz de la Mujer. He sido cofundadora y vicepresidenta de la Fundación Matria de la que sigo siendo patrona.
Dicen que tengo sentido del humor, aptitudes para las relaciones interpersonales y que soy buena conversadora.